

Todos los seres vivos, requerimos de ingredientes específicos para un desarrollo correcto de las actividades para las cuales hemos sido creados- sí, creo en la creación y El Creador.
Las abejas requieren carbohidratos, aminoácidos, lípidos, vitaminas, minerales y agua en proporciones muy distintas a otros animales.
Sobre los carbohidratos, podemos decir que las abejas dependen de ellos para generar toda su energía, energía calórica para el invierno, energía motriz para el pecoreo, energía y más energía. Los carbohidratos tienen que ser convertidos en glucosa y al hacerlo se genera dióxido de carbono y agua. De carbohidrato se transforma en glucosa y de glucosa se puede convertir en grasa para ser almacenado en los tejidos. Las abejas requieren de 11mg de azúcar cada día (Huang et al., 1998) entonces, una colmena fuerte de 55,000 abejas consumirá poco más de medio kilogramo de azúcar por día o de 10 a 20 kilogramos dependiendo su fortaleza y falta de flujos de néctar.
El néctar libado de las flores es la fuente principal de carbohidratos en la dieta de las abejas. A menudo me preguntan cuál de las dos concentraciones de jarabe yo doy, si el invernal que es 1:1 o el de verano que es 2:1 según los eruditos. Muchas veces les digo que nunca he encontrado consistencia en el néctar que la naturaleza provee a las abejas y lo demuestro de la siguiente forma. Toma una rama de flor de mezquite y golpéala suavemente contra un cristal de un automóvil, hazlo por la mañana y a medio día. Veras diferentes néctares a diferentes horas y en la misma planta. Muchas veces solo veras agua azucarada. Yo creo que el jarabe que les damos a las abejas es incorrecto y en base a nuestras observaciones debemos de responder para alimentar. Los néctares florales tienen una concentración de azúcar que oscila entre 5% y el 75%, ¿de donde es que sacamos nosotros que concentraciones al 1:1 y 2:1 son las correctas? –la naturaleza nos enseña otra cosa…
Las abejas chupan –o liban como se dice en términos educados, chupan el néctar de las flores y lo almacenan en un buche especializado para ello. Este buche permite que la abeja también adquiera carbohidratos para proveerse de energía para sus vuelos y separa o remueve el polen del néctar. El mecanismo interno no permite que el néctar almacenado en el buche y el aparato digestivo se mezclen al momento de que las abejas necesitan sacar el néctar del buche para su almacenaje. Su capacidad de almacenaje de néctar es relativamente alto, considerando que la abeja solo pesa 120 mg y el néctar llega a pesar hasta 40mg- es capaz de volar con una sobrecarga que representa un 33% de su peso en vuelo. (Calderone & Page, 1992)
En la barriga de la abeja o buche, el organismo mismo de las abejas agregan enzimas biológicas – la invertaza y la glucosa oxidase y con ello, inician la digestión antes de que el néctar llegue a la colmena. Uno de los derivados de esta “digestión” es el peróxido de hidrogeno –potente agente contra bacterias, microbios, hongos y hasta contra el PRI. (Aureliux Maximus Erectus – yo, 2019). El néctar es transferido a las abejas nodrizas y son estas, las que lo acomodan en las celdas para secarlo ya sea con la acción de sus alas sobre el néctar almacenado o al formar una gota de néctar en su boca y mandíbulas. La cantidad de agua debe de estar entre los 18 y 19% antes de que las abejas puedan considerar a la miel madura y opercularla.
No todas las azucares son digeribles para las abejas, y algunas no son digeribles. Un dato curioso que no había leído antes es que un 40% de las azucares que se producen en las plantas de soya, son toxicas para las abejas y aún más, las harinas de soya como substituto de polen deben de ser cuidadosamente utilizadas puesto que tienen azucares malos para las abejas.
El Polén
El polén provee a las abejas la proteína, minerales, lípidos y vitaminas necesarios para su existencia (Herbert & Shimanuki, 1978). Las abejas requieren de 10 aminoácidos en sus dietas que son encontrados en el polén. Las abejas colectan para su consumo de 10 a 26 kilogramos de polén al ano. (Willie et al., 1985) cuando el polén es de mala calidad o en poca cantidad, la cría es menor en proporción a la mala calidad o falta de abundancia de buen polén. Las abejas pecoreadoras tienen una vida más corta si no tienen polén en cantidades suficientes y es por ello que muchas colmenas no producen miel para el apicultor. (Turner et al., 1973; Kleinschmidt and Kondos, 1976, 1977). La falta de polen durante las temporadas de lluvia, pueden causar colapsos en las colmenas, mortandad o poblaciones muy bajas (Neupane and Thapa, 2005). En estudios recientes, se ha encontrado que suplementar a las abejas con torta proteínica, funciona como garantía contra las primaveras que no aportan polen natural y garantizan mejores cosechas (Mattila and Otis, 2006a), por la expansión rápida del nido que causan (Janmaat and Winston, 2000) y además, reducen los efectos del varroa e infecciones de nosema. (Mattila and Otis, 2006b).
El polén es pecoreado por las mismas abejas que pecorean néctar o por pecoreadoras que se dedican solo a pecorear polen de plantas que no producen néctar. El polén se acumula en los pelos que cubren los cuerpos de las abejas obreras, y con “peines” que están integrados en sus patas delanteras, lo pasan a las patas de en medio que contienen unas prensas que forman “bolas” de polen. Para ello, se requiere según la consistencia del polen pecoreado, algo de miel o cera para hacer una bola concisa y compacta además de estable. De ahí la pasan a las canastas integradas en el tercer juego de patas que tienen donde, al llegar a la colmena, las bolas de polen son “pateadas” hasta hacerlas llegar a las celdas donde, serán amasadas con miel y secreciones mandibulares para hacer el pan de abeja dentro de las celdas. Estas secreciones y miel, causan una fermentación que tiene como efecto la reducción de almidones, fibras, cenizas y el pH. (Herbert and Shimanuki, 1978).
El estómago Social de las colmenas son las abejas nodrizas, quien con el efecto de sus secreciones mandibulares producen el pan de abeja, mismo que es consumido por las abejas pecoreadoras porque no pueden consumir el polén directamente como fuente de proteínas. (Moritz and Creilsheim, 1987). Una larva requiere de 25 a 37.5 mg de proteína para completar su metamorfosis, esto equivale a 125mg a 187.5mg de polén para lograrlo. (Hrassnigg and Crailsheim, 2005).
Así como el nivel de calidad varía mucho entre planta y planta, así también es el caso de las tortas proteínicas en el Mercado. Aparte de que tengan un buen contenido, las tortas deben de obedecer a las reglas del buen polen; sabrosa para las abejas, digeribles, balanceadas con los aminoácidos correctos, vitaminas, minerales y lípidos.
Mucho se puede hablar sobre el tema pero, dejare la siguiente información como el ancla y timón en este barco en un mar de adversidad de lo que debemos de aprender. El famoso CCD o Colapso de las Colmenas, se le ha atribuido en parte a la mala alimentación de las abejas. Existe mucha evidencia y se ha demostrado que las abejas bien nutridas son menos susceptibles al Nosema ceranae (Eischen and Graham, 2008). También tenemos los estudios de Alaux et al., 2010 y Naug 2009 que indican que existe una correlación entre la mortandad de abejas y las áreas de agricultura industrial, donde la diversidad de floración natural ha sido alterada o nulificada. Las abejas que consumen una diversidad de polén viven más tiempo y son más saludables en general. (Schmidt, 1984; Schmidt et al., 1987, 1995)
Las abejas pueden obtener todos los nutrientes naturalmente, si se encuentran en lugares con floraciones naturales y no manipuladas por el hombre. Pero agricultura y fruticultura, junto con las industrias y agroquímicos, han acabado con la diversidad en muchas de las áreas de pecoreo típicas de nuestro país. Los monocultivos se han convertido en los enormes desiertos verdes que matan nuestras abejas de hambre.I